En un momento crítico de la campaña electoral, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump (2017-2021), ha optado por un discurso estratégico, con un tono pausado y un enfoque en la economía y la geopolítica. Su objetivo: revertir la tendencia negativa en las encuestas tras el nombramiento de Kamala Harris como candidata demócrata para las elecciones presidenciales.

Trump se dirigió a sus seguidores desde su club de golf privado en Bedminster, Nueva Jersey, con un mensaje claro: la economía y la inflación serán su prioridad. "Harris es comunista, destruye todo lo que toca. Si toma posesión, sus finanzas se resentirán", afirmó, en una clara crítica a su oponente. Este mensaje económico es fundamental para Trump, quien busca reconectar con los votantes preocupados por la inflación y el aumento de los costos de vida.

Las encuestas reflejan una caída en el apoyo a Trump desde la nominación de Harris. Según la última actualización de FiveThirtyEight, Harris cuenta con un 46.4% de apoyo a nivel nacional, frente al 43.4% de Trump, lo que casi ha eliminado la ventaja que tenía sobre Joe Biden.

Durante su aparición en Bedminster, Trump estuvo rodeado de productos alimenticios básicos, subrayando el impacto económico en los ciudadanos. "Teníamos hipotecas al 2 por ciento y ahora están al 10 por ciento. Cada mes, la inflación le cuesta miles de dólares a los estadounidenses", declaró, enfatizando cómo los costos han aumentado para los estadounidenses promedio.

Además, Trump recurrió a un ataque familiar sobre la inmigración, culpando a la frontera por muchos de los problemas del país. “Mientras esto ocurre, millones de personas cruzan la frontera y ni siquiera sabemos quiénes son”, comentó, repitiendo acusaciones sobre criminales y personas con problemas mentales provenientes de Latinoamérica.

En el ámbito internacional, Trump advirtió sobre un "Plan Maduro" que, según él, Harris implementaría en Estados Unidos, llevando políticas económicas de Venezuela o la Unión Soviética con consecuencias desastrosas. Asimismo, aseguró que mantendría un enfoque “amistoso” con Irán si regresa a la Casa Blanca, destacando su capacidad para evitar conflictos internacionales durante su mandato anterior.

Finalmente, Trump intentó proyectar confianza, asegurando que vencer a Harris sería más fácil que a Biden, aunque su campaña ha mostrado señales de nerviosismo. A pesar de sus esfuerzos por tranquilizar a sus seguidores, el tono de su discurso y la presión de las encuestas sugieren que la campaña de Trump enfrenta desafíos significativos en el camino hacia noviembre.