El líder opositor ruso, Alexei Navalny, fue declarado muerto por "causas naturales" según el certificado de defunción emitido por la prisión "Lobo Ártico" en el distrito autónomo de Yamalo-Nenets. La noticia fue revelada por Sergei Naryshkin, jefe del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR), desmintiendo así cualquier implicación de servicios de inteligencia occidentales. Naryshkin destacó la inmoralidad y la baja ética de las reacciones en Occidente, calificándolas como repugnantes.

El jefe del SVR, Sergei Naryshkin, afirmó que la muerte de Navalny fue natural y desestimar cualquier plan especial. Calificó como "repugnantes" las reacciones occidentales, y señaló que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, había "designado" a Yulia, la viuda de Navalny, como líder de la oposición rusa. Naryshkin criticó esta designación, equiparándola con casos anteriores como los de Juan Guaidó y Svetlana Tijanóvskaya, y advirtió sobre las posibles consecuencias estratégicas para Estados Unidos.

A pesar de la versión oficial que indica "causas naturales", los correligionarios del opositor y su viuda rechazan la explicación y acusan al Kremlin de estar detrás de su fallecimiento. El certificado de defunción establece que Navalny murió el 16 de febrero a los 47 años en la prisión "Lobo Ártico". La negación de cualquier implicación estatal por parte del Kremlin no ha logrado apaciguar las crecientes tensiones y acusaciones de la oposición.

Una aliada cercana de Navalny, Maria Pevchikh, ha desvelado detalles sobre un posible intercambio de prisioneros que estaba en proceso antes de su muerte. Pevchikh afirmó que Navalny estaba a punto de ser liberado en un acuerdo que incluía a dos ciudadanos estadounidenses y Vadim Krasikov, un sicario del servicio de seguridad ruso FSB encarcelado en Alemania. Según Pevchikh, las conversaciones estaban en su fase final cuando se produjo la muerte de Navalny.