En una jornada marcada por el retraso de 8 horas en la toma de posesión, Bernardo Arévalo asumió la presidencia de Guatemala el pasado domingo 14 de enero. La ceremonia, que originalmente estaba programada para la tarde, se vio obstaculizada por manifestaciones en contra de la transición de poder, dificultando la llegada del nuevo mandatario al Teatro Nacional.

Durante la madrugada, Arévalo fue finalmente investido y expresó en su discurso ante la Cámara su profundo honor al asumir la alta responsabilidad. Destacó la fortaleza de la democracia guatemalteca y abogó por la unidad y la confianza como pilares para transformar el panorama político del país. Asimismo, agradeció a la comunidad internacional por su apoyo a la democracia en Guatemala, evidenciado por la presencia de ministros de Exteriores, presidentes y jefes de Estado en la sesión de investidura.

En su intervención, Arévalo reiteró su compromiso de construir un nuevo orden democrático basado en la justicia social, el bienestar común y la prosperidad, señalando la necesidad de combatir la corrupción en las instituciones del país. "Nuestra propuesta de Gobierno se resume en una fórmula sencilla: no puede haber democracia sin justicia social, y la justicia social no puede prevalecer sin democracia", afirmó el recién investido presidente.

La ceremonia de investidura, que tuvo una demora de más de 10 horas, contó con notables ausencias, incluyendo la del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, así como de Gabriel Boric, Daniel Novoa y el expresidente guatemalteco Alejandro Giammattei. El rey de España, Felipe VI, también abandonó el país sin presenciar la toma de posesión.

La investidura de Arévalo estuvo al borde del riesgo de un golpe de estado, según señalaron algunos diputados de oposición. El prolongado retraso fue atribuido a demoras en procedimientos legales de rutina por parte del Congreso saliente, alimentando las sospechas de intentos por impedir la investidura.

El presidente saliente, Alejandro Giammattei, no asistió personalmente a la ceremonia de traspaso en el Teatro Nacional. En su lugar, envió a su secretaria personal para entregar los símbolos institucionales al Congreso. Giammattei, a través de comunicados oficiales, explicó que optó por hacer la entrega antes de la medianoche para evitar el riesgo de no iniciar los actos protocolarios.

La ausencia de Giammattei y las circunstancias de la entrega simbólica de la banda presidencial generaron comentarios sobre el respeto a las tradiciones democráticas en Guatemala. El vicepresidente saliente, Guillermo Castillo, sí estuvo presente y entregó su cargo a Karin Herrera.