Este viernes Wayne LaPierre, el líder de la Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos (NRA, por sus siglas en inglés) y férreo defensor de la Segunda Enmienda de la constitución estadounidense durante décadas, abogando por los propietarios y fabricantes de armas de fuego; anunció su dimisión, a tan solo días del comienzo de su juicio civil.

LaPierre dejará su cargo de vicepresidente ejecutivo y director general a partir del 31 de enero, según informó la NRA en un comunicado; añadiendo que Andrew Arulanandam, ejecutivo del organismo y jefe de operaciones generales, se convertirá en el director general interino y vicepresidente ejecutivo de la organización.

En el comunicado del grupo se incluyeron las palabras de despedida de LaPierre: "Con orgullo por todo lo que hemos logrado, anuncio mi dimisión de la NRA … He sido un miembro con carné de esta organización durante la mayor parte de mi vida adulta, y nunca dejaré de apoyar a la NRA y su lucha por defender la libertad de la Segunda Enmienda. Mi pasión por nuestra causa arde tan profundamente como siempre".

La NRA también reveló en el comunicado que el presidente de la organización, Charles Cotton, aceptó la renuncia de LaPierre, quién solicitó su baja dando como motivo el cuidado de su salud. 

El caso contra LaPierre

El próximo lunes 8 de enero comenzará el juicio civil contra Wayne LaPierre y otros tres líderes de la NRA, esto después de que la fiscal general de Nueva York presentara una demanda para cerrar el organismo bajo el argumento de que violaba las leyes de los grupos sin fines de lucro, cometía fraude de impuestos y gente de la organización tomó millones para su uso personal. 

Pese a la renuncia de LaPierre, la Suprema Corte de Nueva York dijo para la prensa que la demanda seguiría. 

Los nombres de los acusados en el caso civil contra la NRA son, obviando a LaPierre, Jhon Frazer, consejero general y secretario; Wilson “Woody” Phillips, ejecutivo financiero en jefe; y Josh Powell, director general de operaciones.

La NRA intentó durante años desmantelar los argumentos de los fiscales neoyorquinos, para evitar ir a juicio, utilizando tácticas como presentar alegaciones contra el mismo o intentar llevarlo a una corte fuera del estado, pero ninguna funcionó.