En un testimonio ante el Congreso, Paris Hilton, la reconocida empresaria y socialité de 43 años, compartió detalles desgarradores sobre su experiencia en el centro “Provo Canyon” en Utah. Hilton, conocida por su papel público y su influencia en los medios, reveló que fue víctima de "torturas verbales, físicas, sexual, emocionales y psicológicas" durante su internamiento en esta institución destinada a jóvenes con problemas.

"Conozco de primera mano el daño que pueden causar estos centros de tratamiento para jóvenes", expresó Hilton visiblemente afectada. "He sufrido un grave trastorno de estrés postraumático como consecuencia de esos abusos, un trauma que llevaré conmigo el resto de mi vida".

La estrella de "Paris in Love" relató cómo, a la edad de 16 años, fue sacada abruptamente de su hogar y enviada al centro bajo la premisa de rehabilitar su comportamiento rebelde. Sin embargo, lo que encontró fue muy diferente a lo prometido a sus padres.

"Estos programas prometían curación y apoyo, pero en lugar de eso, experimenté un encarcelamiento injusto donde se me privó de libertad básica. Fui medicada contra mi voluntad, sometida a abusos físicos y psicológicos, e incluso enfrenté períodos de aislamiento extremo", describió Hilton con voz firme.

La empresaria no culpó a sus padres, quienes confiaron en la falsa promesa de ayuda de la industria del internamiento. "Mis padres fueron engañados y manipulados por una industria que prioriza el lucro sobre el bienestar de los jóvenes", lamentó Hilton.

Además de compartir su propia experiencia, Hilton alzó la voz por los jóvenes en adopción y aquellos atrapados en el sistema de bienestar social sin un apoyo constante. "Estas historias me parten el corazón como madre. Los niños en este sistema merecen ser vistos, creídos y protegidos", enfatizó.

Comprometida con la causa, Hilton cerró su testimonio con un mensaje directo a los jóvenes afectados: "Te veo. Te creo. No me rendiré contigo. Tu futuro es importante y mereces seguridad y apoyo".

Su valiente declaración ante el Congreso ha reavivado el debate sobre la regulación de estos centros y ha puesto de relieve la urgencia de proteger a los jóvenes vulnerables en Estados Unidos.